jueves, 6 de octubre de 2016

Creo

Creo en Dios. Creo en las energías, en el poder de las intenciones. Creo en el amor. Creo en los errores ajenos y en el arrepentimiento. Creo que como personas que somos debemos mandamos cagadas. Escucho. Comprendo. Soy yo cuando debo serlo y sé cuando tengo que cerrar la boca.
El camino finalmente se ha abierto y aquí estoy, con el paso firme. Creo en la vida, en la noche que inspira y despierta deseos de magia. Y en tu alma, que todas las noches se reencuentra con la mía.-


domingo, 2 de octubre de 2016

Mujer/Madre/Mujer/Madre y así

Tener un hijo me sacó el chip del blablabla y me insertó el chip del ejemplo. Lo que esta persona que estoy criando será y hará es lo que yo soy y hago ahora. Todo comenzó con la libertad y la lucha contra los mandatos familiares, sociales, culturales, etc etc. Partiendo de la base de volver a mi casa después de una cesárea sin un compañero que me ayude a curarme la cicatriz. Me costó meses de aguantar las lágrimas, un fangote de guita en psicólogo, me costó la lactancia, me costaron muchos kilos, hasta marearme por no comer por un estómago repleto de nervios. Por supuesto que salí adelante, siempre fui una mina resiliente, pero esta me costó más que cualquier otra cosa en mi vida. Vamos a obviar el hecho de ser madre y el milagro de la vida, porque quiero enfocarme en lo que decía al comienzo. Hoy entiendo que me costó tanto porque mientras sucedía todo eso yo quería liberarme de los mandatos. Pensaba que sólo era cuestión de proponer y practicar, pero no, la esencia también está inundada de estos "debería"... igual yo seguí dándole, y haciendo, y conociendo gente, enamorándome, mudándome, y ahí estaba constante esa lucha que se volvió un dolor de cabeza crónico. Me volví a mudar, volví a mover todo, volví a poner la jeta con mis viejos y decirles que oootra vez iba a cambiar mi vida. Hice que mi hijo dejara de ver personas que ama, que conoce, que lo aman, lo quieren, lo extrañan. Lo saqué de una casa donde era muy feliz. Pero yo sabía que era por algo. Y ese algo es mi hoy, mi paz, mi reencuentro con él, nuestra conexión, nuestra casa, a la que por fin reconozco como mi hogar. De dos, pequeña, pero llena de amor y buena vibra. Porque acá estamos tranquilos, porque yo estoy tranquila.

No me arrepiento de nada, pero los fantasmas me persiguen. Me avergüenzo por ser tan fuerte y tan débil a la vez. Estoy tan repleta de mí que me desconozco. Me he aventurado demasiado adentro como para darme cuenta que este espacio es un universo infinito, que lo que había conocido era sólo una galaxia. Cumplí 30 años y los festejé como había festejado los últimos 15 cumpleaños. Y ahí me di cuenta que hace un año yo no soy más esa persona, y me asusté porque todos los que me conocen tienen esa imagen aún, me doy cuenta, lo viví esa misma noche. Soy una persona que ha cambiado y no se reconoce todavía, y sentir que no tengo apuro en resolver todo también es nuevo. Es bueno a veces ponerse en pausa y mirar adentro... como esta noche, que el chiquito se durmió temprano. Soy mamá y es lo mejor que sé hacer. Soy una mujer que se está redescubriendo como tal. Creo que nada malo puede salir de esto. Confío en Dios, en mi familia, y en el amor en todas sus formas para seguir por la vía de la honestidad y no engañarme. Así, finalmente, podré ser yo, y él, libre.-

sábado, 2 de julio de 2016

Monotonía

A veces dejo de escuchar ciertas canciones o bandas porque sé que me hacen enfrentarme con lo que siento y no estoy dispuesta a eso. Hasta que, como hoy, aflojo con miedo y si bien el reencuentro existe, es una lágrima que viene con alivio.
Esta semana tuve un par de episodios que me hicieron caer en la cuenta de que por más que parezca que la tenemos súper clara, el aprendizaje es constante y sobre todo, evolutivo. Es casi una obviedad decirlo pero a veces estamos tan enfrascados en lo que pasó que nos olvidamos del transcurso de ese pasado hacia el hoy. Y así y todo nos falta muchísimo más. Y mil quinientas cachetadas más. Entonces lo único que nos salva es el día a día. Me estaría faltando ponerlo en práctica.


Vuelvo a estar aquí
en donde partí
pero ahora se
todo están igual
cuesta todo mas
en cualquier ciudad
la rutina es cruel
pero al revés todo puede ser distinto

Dependerá de quien este conmigo
mi corazón quiere llegar hasta ti
y si no encuentra un lugar

Vuelvo a estar aquí
en donde partí

viernes, 20 de mayo de 2016

Quizás.. Quizás, quizás

‘A los veintipico nos mandamos cualquiera’, dije yo, ‘y a los 30 aprendemos’.
‘NO’, dijo ella. ‘A los 30 y pico seguimos mandándonos cagadas, todavía no aprendimos’

Ahora, yo me pregunto: ¿Hay algo que aprender? O es esta etapa la que nos lleva a darnos cuenta de que lo que realmente importa es el día a día y a los 40 veremos? Y luego a los 50, 60, y así, sucesivamente, hasta la nada misma, hasta el último momento, ese último pensamiento que nos ponga en el lugar en el que siempre estuvimos… Quizá demasiado profundo para un viernes de vinos. Buenas noches. 

lunes, 18 de abril de 2016

Otoño

Bueno ahora un poco volví a laburar y engancharme, ha florecido nuevamente la creatividad. Los kilos de más también, florecen las ideas, las separaciones, las decisiones, las dudas (porque Dios me libre si llega el día en que no tenga más dudas!). Sin embargo son dudas lindas, qué se yo, o al menos me siento en el rayito de luz, esta vez me avivé. No soy una mina fácil, más de uno podrá decir que soy bastante conchuda y con su razón. Hay que ver el momento en el que vive cada uno, eso lo aprendí hace tiempo. A veces uno se las re manda pero porque justo en ese momento estabas para el orto y bueno, fue un maldito efecto colateral. En mi defensa pienso que un poco el otro se da cuenta pero también se hace el boludo, aunque también andá a saber en qué momento está que no lo quiere ver o que le importa un huevo directamente. En fin ya me enrosqué. Imaginense que esto es un 0,0003% de mi cabeza TOOOODOS los días... igual yo me tengo fe de que algún día va a pasar no sé qué. O no va a pasar nada, como ahora, pero yo veo todo distinto y ahí creo que está la evolución, del lado de adentro.
Todo florece en mí constantemente, a pesar de este otoño lluvioso (y bastante mediocre) que nos mantiene encerrados, juntando el balde con la gotera del pasillo y cambiando las piedritas del gato. Creo que falta un poquito de sol ahora para pegar el estirón, como me dijiste ayer.