‘A los veintipico nos mandamos cualquiera’, dije yo, ‘y a
los 30 aprendemos’.
‘NO’, dijo ella. ‘A los 30 y pico seguimos mandándonos cagadas,
todavía no aprendimos’
Ahora, yo me pregunto: ¿Hay algo que aprender? O es esta
etapa la que nos lleva a darnos cuenta de que lo que realmente importa es el
día a día y a los 40 veremos? Y luego a los 50, 60, y así, sucesivamente, hasta
la nada misma, hasta el último momento, ese último pensamiento que nos ponga en
el lugar en el que siempre estuvimos… Quizá demasiado profundo para un viernes
de vinos. Buenas noches.
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